
Lo hicieron otra vez. La modificación a la casi venerada Constitución Mexicana se efectúa encubierta bajo un aura de promesas, que el obrero mexicano espera ver cumplida desde hace más de medio siglo. Más empleos, mejores salarios, oportunidades para los sectores desprotegidos de la sociedad.... Un sueldo de $7 la hora, nulas prestaciones, no a Hoy día, estamos ante un panorama moderno, donde las nuevas generaciones nacen conectadas con los dispositivos móviles,-los cuales siembran el distanciamiento entre individuos, y genera relaciones humanas superfluas- que si bien han contribuido a despertar conciencias, aún la ignorancia es mucha. No hay que atribuir al desconocimiento, el que muchos jóvenes y adultos subestimen el costo de las luchas sociales del pasado. Por ello, la historia nos recuerda lo que nuestra mente olvida. Es cierto que las condiciones laborales pre revolucionarias eran tan ingratas, que justificaron una lucha armada que cobró la vida de millones de mexicanos. La esclavitud a la que eran sometidos los sectores más vulnerables y humildes de la población era evidente, y fue insostenible hasta aquel 1910, fecha en que estalló definitivamente la Revolución. Pero también es cierto que en la Gesta se pretendía solucionar tres grandes problemas sociales: Tener una democracia verdadera, (maderistas y carrancistas) la repartición justa de la tierra (zapatistas y villistas) y la liberación de las clases proletarias (Magonistas). Por tanto, podría hablarse no de una, sino tres grandes luchas, que terminaron separando y debilitando a los ejércitos subversivos. Una vez concluido el entallamiento social, se sucedieron diversos gobiernos militares con los cuales se fue forjando un futuro que poco a poquito mejoró las condiciones de vida del grueso de la población. No fueron meses, sino años para que el obrero conquistara los derechos que ahora un presidente ilegítimo quiere arrebatarnos. Y hablo en futuro, porque aún no se ha consumado el atraco, como bien lo adjetivase en una entrevista para Milenio Radio, el ex diputado y luchador social, Gerardo Fernández Noroña. Es horrible ver las masacres e injusticias que atropellaron a nuestros antepasados en episodios tan terribles como la represión en las huelgas de Río Blanco y Cananea, la matanza de Tlatelolco, el Halconazo del 71, la irrupción de la huelga en UNAM de 1999, -misma que fue manejada por los medios como un acto heroico pero... ¿Se podía confiar en que las acciones del gobierno zedillista podían ser buenas, luego de que había permitido la matanza de Acteal, y que por medio de la traición pretendía capturar a los líderes del EZLN que habían pactado paz?- y recientemente la barbarie de San Mateo Atenco.... En resumen, a lo que quiero llegar, es que no se puede pasar por alto el esfuerzo y sacrificio de los que han luchado porque tengamos una sociedad más justa. De seguro, todos tenemos un padre, madre, tío, hermano, tío, primo, sobrino, hijo, esposo, esposa, nuera, yerno, suegro, suegra o amigo, que está sindicalizado, que trabaja por honorarios, con un sueldo fijo, que tiene prestaciones o que incluso no las tenga, para beneficio o perjuicio, las condiciones laborales actuales, son producto de años de construir una historia colectiva y no por generación espontánea. Me impresiona oír las declaraciones de personas a favor o en contra de esta ley, que contestan con un largo silencio, cuando son cuestionadas sobre sus principios medulares. Las ciudades no se hicieron en un día, y por lo tanto, hay que leer, informarse, conocer la Ley Federal del Trabajo y la Iniciativa de la Reforma Laboral, para tener el derecho a opinar acerca del tema, y defender una postura construida a base de argumentos y no de proyecciones mediáticas que obedecen a intereses económicos y de poder. No debemos creer en las promesas viciadas que ofrecen los políticos de siempre, mejor tengamos la iniciativa de buscar por nuestros medios la verdad de la situación. El sexenio calderonista está en su ocaso.
Parece ser que la aprobación de la controvertida iniciativa es una jugada política que prueba el alcance de poder que tendrá el gobierno entrante. EL sindicalismo y el control de los gremios es un arma que durante décadas sirvió al partido tricolor para manejar las piezas sociales en el juego del poder. Sin embargo, México está modernizado, y está sumergido en la globalización y por ello debe modificar sus viejas prácticas. No debe extrañar que ante el regreso de la dinocracia, sea necesario lavarse las manos y cargar la culpa en el partido blanquiazul de un decreto tan insostenible como necesario. No es grilla, es sólo una perspectiva que como las demás, puede ser oida y tomada en cuenta para generar opinión. Dejo links de interés para que la grave enfermedad de la ignorancia,, no lo aprese.......En uno, está la Reforma Laboral íntegra para que no le cuenten. Léalo usted mismo y ahí me dice si le entendió.......