LOS OLVIDADOS JÓVENES HÉROES DE PUEBLA
“Dedico
este libro a todos los mexicanos en quienes no haya muerto la noción de Patria
y que noblemente enlazan esta idea con la de libertad, y de abnegación”
Francisco I. Madero
Fotos:Don
Quijote, revista mensual estudiantil del Colegio del
Estado. Tomo II, número 18, 3 de noviembre y
El Colegio del Estado de Puebla de Alberto Pérez Peña, 1925
A unos días de la conmemoración
de los cien años de la Revolución Mexicana, la memoria de muchos héroes está en
el olvido. La historia Oficial y el imaginario popular aclaman a hombres como Madero, Villa, Zapata,
Pino Suárez, Carmen, Aquiles y Máximo
Serdán, Ricardo y Enrique Flores Magón, entre otros, dándoles toda o la mayoría
de la gloria de este movimiento tan importante y reciente en la historia de
México.
Marco Aurelio Larios, del Departamento de Estudios
Literarios perteneciente al Centro Universitario de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad de Guadalajara, menciona en su texto “El substrato
en la narrativa mexicana de los siglos XIX y XX”: “en
el siglo XX, la prolongada dictadura de Porfirio Díaz provoca en 1910 el
estallido revolucionario de los mexicanos, una lucha armada que involucra a
todas las clases sociales del país y une los extremos.”
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Doralicia
Carmona Dávila,
catedrática en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM
comenta: “A partir del 22 de enero de 1909, el libro comenzó a ser
repartido entre los políticos más destacados del país, a los estados de la
República e incluso al general Porfirio Díaz, quien no dio importancia alguna
ni al libro y mucho menos a su autor”
Por
ese tiempo, en Puebla había gran efervescencia política. Los
hermanos Máximo, Carmen y Aquiles Serdán, originarios de Puebla, apoyan la
causa de Madero. Aquiles fundó el club “Luz y Progreso” que se convierte
en la cabecilla del movimiento maderista en la región. Días después se levantan
otros clubes formando una competencia en el liderazgo anti reeleccionista
poblano.
Atenedoro Gámez dice ante este
surgimiento de núcleos revolucionarios: "Cumplida su misión en el terreno
del voto, no todos fueron al campo de la lucha armada, como antes no todos
quisieron hacerse protagonistas de crónicas sensacionales, que fue lo que
distinguió a Luz y Progreso, convertido en su oportunidad en Junta
Revolucionaria"

Humberto
Sotelo Mendoza investigador de la
BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) considera este movimiento de incorporar a uno de los
sectores más distinguidos y apreciados por la sociedad poblana, como una jugada
maestra. “En esa época ser estudiante —y particularmente estudiante del Colegio
del Estado— era un verdadero privilegio, dado que muy pocos grupos sociales
podían darse ese lujo”
“¡Los estudiantes están con el Pueblo! ¡Los estudiantes están con el pueblo!” Fue el grito que dio Serdán por las calles de la ciudad cuando varios planteles de alumnados se le unieron, según cuentan las crónicas.
El 14 de mayo de 1910 Francisco I. Madero visitó Puebla. Fue todo un fenómeno social.
En la obra de Gustavo Abel
Hernández y José Doger, Historia de la Universidad de Puebla (1910-1937)
Batallas por la dignidad y la esperanza, se narra la acogida que se dio a
Madero.
Raymundo García García,
Investigador de la Facultad de derecho y Ciencias Sociales de la BUAP opina:
“Madero tiene una recepción muy entusiasta en la estación de ferrocarril,
convocada por la activa y combativa Mesa Directiva de la Sociedad de Alumnos
del Colegio del Estado de Puebla el 14 de mayo de 1910 en el Jardín del Barrio
de Santiago, encabezada por Salvador Guzmán, Alfonso G. Alarcón y Luis Sánchez
Pontón, seguidos de estudiantes del Carolino, Instituto Madero, Universidad
Católica y Seminario.
Sotelo menciona que “Los
estudiantes decidieron tomar el estandarte de la institución, a efecto de
enarbolarlo en las jornadas de lucha que habrían de presentarse”
El gobernador Mucio P. Martínez no vio
con buenos ojos esta euforia estudiantil en pro del candidato revolucionario. En cuanto Madero partió a Veracruz, encabezó
una feroz persecución contra los anti reeleccionistas.

El investigador Sotelo escribe: “Esa
noche, el odiado jefe policiaco Miguel Cabrera y sus oficiales emprendieron una
feroz represión contra los manifestantes, y, sin distingo alguno, arremetieron
con saña contra mujeres, ancianos y niños, dejando una estela de muerte y
desolación”
Alfonso G. Alarcón y Luis Sánchez
Pontón, líderes influyentes del movimiento, fueron aprehendidos ese día.
Ante este crimen, los estudiantes
respondían con estas frases: "Apenas hay dos en la cárcel, faltamos
todavía muchos" "No por eso varían nuestras ideas, como no variará la
cárcel las de nuestros susodichos compañeros..."
Atenedoro Gámez observa: "Fue
entonces que la juventud poblana dio el espectáculo de virilidad juvenil más
emocionante y enternecedor que consignan los fastos de nuestra historia y que
sigue en heroísmo a aquel otro, más brillante pero no menos abnegado de los
jóvenes cadetes de Chapultepec
Pocos meses después de la muerte
los hermanos Serdán por seguir su ideal, se inició la epopeya nacional del
siglo XX: la Revolución Mexicana.
Sin duda uno de los muchos
capítulos de nuestra heroica historia que sigue en el olvido nacional y que
debería- por su importancia histórica, social y política- ser honrada por el
costo y los resultados que tuvo.
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